El hijo del rey
Érase una vez un pueblo donde los niños eran muy desgraciados. Desde muy pequeños trabajaban en el campo sin descanso.
Los padres tenían muchos hijos para para labrar la tierra y eran tantos hermanos que perdían la cuenta y no conocían sus nombres ni su edad.
Los hijos iban creciendo y a su vez eran padres de unos niños más desgraciados que ellos porque descargaban contra ellos su ira.
El pueblo se lleno de odio, resentimiento y rencor... y llegaron las guerras, el miedo y la desolación.
El Rey escandalizado por la situación llamó al sabio del reino en busca de una solución:
Se hizo correr el rumor por todo el pueblo que un hijo del Rey se había perdido, que no podía estar muy lejos y que recompensaría a quién lo encontrara vivo.
Los padres observaron por primera vez a cada uno de sus hijos y sin saber si entre ellos podría estar el hijo del rey empezaron a tratarlos como auténticos príncipes, ya no iban al campo a trabajar, jugaban con ellos y les empezaron hablar con amor.
Así fue como aquel campo de batalla se convirtió en un paraíso.
Los padres tenían muchos hijos para para labrar la tierra y eran tantos hermanos que perdían la cuenta y no conocían sus nombres ni su edad.
Los hijos iban creciendo y a su vez eran padres de unos niños más desgraciados que ellos porque descargaban contra ellos su ira.
El pueblo se lleno de odio, resentimiento y rencor... y llegaron las guerras, el miedo y la desolación.
El Rey escandalizado por la situación llamó al sabio del reino en busca de una solución:
Se hizo correr el rumor por todo el pueblo que un hijo del Rey se había perdido, que no podía estar muy lejos y que recompensaría a quién lo encontrara vivo.
Los padres observaron por primera vez a cada uno de sus hijos y sin saber si entre ellos podría estar el hijo del rey empezaron a tratarlos como auténticos príncipes, ya no iban al campo a trabajar, jugaban con ellos y les empezaron hablar con amor.
Así fue como aquel campo de batalla se convirtió en un paraíso.
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